El proyecto de un ensayo que esclareciese la teología y la teleología que atraviesan la colonización del continente americano, y la eliminación total de sus dioses y sus culturas ancestrales surgió a lo largo de mis viajes por las Américas, y a lo ancho de sus paisajes de destrucción ecológica, de degradación humana y de violencia. También nació de la fascinación por sus pueblos originales y sus culturas antiguas.
El ensayo en cuestión se titula El continente vacío: un continente vaciado de sus dioses y sus memorias a lo largo de un proceso continuo de violencia. Este ensayo consta de dos partes. La primera es negativa: analizo una serie de situaciones que esclarecen el concepto a la vez teológico, militar y económico de colonización. Y de su representante intelectual latinoamericano por excelencia: Las Casas. Desde esta misma perspectiva negativa reconstruyo la continuidad lógica y política entre la teología de la colonización y las epistemologías científicas modernas, y entre el imperialismo teocrático español y el imperialismo tecnocéntrico moderno.
Su segunda parte es afirmativa: pongo de relieve el humanismo filosófico del Inca Garcilaso, señalo sus vínculos con el humanismo lingüístico de Lorenzo Valla y el humanismo neoplatónico de Leone Ebreo. Y subrayo su carácter pionero y paradigmático de una moderna resistencia hermenéutica y anticolonial.
La edición española de El Continente vacío fue destruida por la censura católica en 1994. Princeton University Press rechazó su publicación por juzgarla “eurocéntrica”. Hanser Verlag declinó su versión alemana por considerarla excesiva para la buena conciencia germánica. El ensayo en cuestión se editó y reeditó en México y Colombia. Los Latinamerican studies de los Estados Unidos han ignorado sus tesis por obstruir el camino de la escolástica postcolonial y su interpretación de la teología de la colonización como una “teología de la liberación”.