Todavía era estudiante cuando pronuncié mi primera conferencia en el Institut für Religionswisseschaft de la Freie Universität, en Berlín, en 1980, bajo el título Die unzulängliche Aufklärung (El esclarecimiento insuficiente). Allí señalé las limitaciones dogmáticas que la tradición católica española impuso a la reforma esclarecida de las ciencias y la cultura que las sociedades europeas emprendieron de París a St. Petersburg durante el siglo dieciocho.
La ilustración insuficiente (1981) fue un primer ensayo de confrontación con lo que el nacionalcatolicismo español admitía como “ilustración”. Mi tesis era simple: esta “ilustración española” es apenas un reformismo católico; nunca constituyó un pensamiento secular autónomo comparable con el Enlightenment británico, la Aufklärung germánica o Les Lumières francesas. En 1993 publiqué, también en Madrid, Después de la lluvia, un ensayo sobre los recortes intelectuales y políticos de la transición postfranquista. En Miradas fin de siglo (1995) la misma guerra contra los prejuicios del nacionalcatolicismo se pone en escena en forma de artículos periodísticos. Las poéticas colonizadas de América latina (2009) reúnen una serie de manifiestos y ensayos de combate que atacan los prejuicios y el provincianismo del hispanismo estadounidense. Deconstrucciones hispánicas (2014) es un collage de ensayos en torno a la reforma de las memorias históricas hispánicas.
En el departamento de Romance Languages and Literatures en Princeton University entré en contacto con el legado de dos exiliados de la intolerancia hispánica y dos reformadores de la historiografía medieval y moderna de la península ibérica: Américo Castro y Vicente Lloréns. La obra del primero me abrió el camino a la España islámica y judía; Lloréns, a la voluntad esclarecedora exiliada de España desde el siglo dieciocho.
La obra en que desarrollo esta renovación de la memoria ibérica, y en la que expongo una reforma del hispanismo y el latinoamericanismo, es Memoria y exilio (2003, con una reedición aumentada en 2016 bajo el nuevo título Recuperación de la memoria). No preciso añadir que semejante reforma ha sido tan escasamente popular en los medios oficiales españoles, como en el somnoliento hispanismo estadounidense.